Me creía sola...
pero el silente latido
de un corazón herido como el mío
gritó sin piedad
desde las alturas del dolor.
Resonaron estruendosamente
las murallas que sostenían
el emerger del mar de lágrimas
y la melancolía quiso
adormecerme con arrullos.
Me creía sola...
pero la rústica ausencia crujiente
luchó a capa y espadas con la vida,
la misma vida mía
que recogió mis pedazos,
los ungió con bálsamos aromáticos,
cobijó mi desnudez de amor
vistiéndome de primavera.
Me creía sola...
y así descubrí
que tenía piel nueva
©YGC/AMORA