Sencillamente
Cabalgabas airoso por las nubes
de mi cielo desnudo…
Ibas palpitantemente ataviado
de mil “te amo” en cuerpo y alma;
te desplazaste con gran dominio.
Sencillamente lujurioso para la carne
y excitante para el amor
hasta sumergirte en las profundidades
de mi océano embravecido,
decidido a morir…
Y yo,
embriagada de euforia
por el insuperable acontecimiento,
detuve el intenso oleaje anatómico
y te socorrí con el aliento
de mis entrañas ardientes
antes de que perecieras,
devolviéndote la vida
que por un eterno instante
te había robado.
©YGC/AMORA
Imágenes de Franz Heighl
Imágenes de Franz Heighl