Con los ojos cerrados para evitar el polvo del desierto y sin mirar atrás para no ver los retazos del alma que se esparcen en la ruta trazada… sigo combatiendo!
Aunque el silencio se haya convertido en mi sombra, relevo a la vida que me sumergió en el quebranto, porque esta piel mía aunque maltrecha por los golpes no es tan fácil de doblegar.
El llanto me restaura y la lucha no me intimida sino que levanta mi espíritu de mujer guerrera hasta decir con sabor a sangre en la boca “no me rendirás”.
©YGC/AMORA